Trató de recordar su vida antes de reencontrarse
frente a frente con su destello pero las imágenes eran vagas, carmesí y profundamente
dolorosas. Por alguna razón la soledad terminó convirtiéndose en su verdugo;
esa misma soledad que tanto se jactaba de haber logrado conquistar con tanto
esfuerzo y dedicación durante décadas y que trajo el tan anhelado silencio que
empañaba las ventanas de su habitación desde el preciso momento en que la luz
de los días asomaba entre las rendijas de su puerta. De alguna extraña manera
traía a sus oídos el vibrante sonido de la libertad inmediata, rápida y fugaz
pero vacía y cambiante con cada anochecer. Moldeó toda una intención y un
discurso a su alrededor tan solo para huir de esa vida que ya extrañaba y que
siempre quiso pilotear. Abrochado el cinturón y con el pedal del acelerador a
fondo chocó contra las inmensas olas de agua salada que lo mantuvieron siempre
a flote y desde las que podía ver la pequeña vida de los parásitos que
fornicaban allá abajo como manchas de heroína en la cuchara calentándose;
partículas que se encontraban, luchaban y finalmente terminaban mezclándose
para adentrarse entre los suspiros de placer de almas inocentes buscando darle
muerte a la propia vida. Del otro lado siempre estaba la misma playa de aquel
sueño recurrente por el que comenzaba a moverse y del que creía firmemente
tener el control absoluto sin conocer siquiera su significado. Tal vez no era
necesario que tuviera uno, tal vez era solamente el reflejo de su propia vida
desfigurándose en el correr de un arroyo cristalino y brillante que iba a parar
a donde van las almas delicadas y hechas para flotar. Ahí donde los demás solo
ven tierra y rocas sólidas él siempre vio arena escurriéndose entre los puños
apretados de aquellos que se aferraban a lo inevitable. Su meta era clara: encontrar
de nuevo ese destello que por acumulación de vacío había dejado de ver entre
las siluetas manchadas que flotaban en el inmenso océano de su propia soledad.
Así que abrochó su traje, llenó sus pulmones de aire, abrió la puerta y se dejó
caer para hundirse en el vacío hasta siempre.