lunes, 23 de julio de 2007

L'Image

Solo trato de mantenerla con vida pero siento que cada vez se aleja más de mí. Muchas palabras y vacíos invertidos en ese recipiente hueco. Sus conexiones pronto entran en completo caos y la siento escaparse entre mis dedos, pesada, filuda y fría como un fino cuchillo hecho para matar hasta al hombre más duro y cruel. Me siento profundamente apenado por seguir allí, aún si ya sé cuál es el orden de actos que se vienen a continuación. Un leve reflejo de luz pálida toca su delgado cuello a la vez que se escurre por su blanco hombro, llegando hasta su mano que todavía aprieta mi cuello. Siento sus uñas atravesar mi piel; son filosas y se deslizan con ritmo, como los dedos de un pianista sobre las teclas. Cada nota compone toda una melodía retumbando en mi gran cabeza hueca. Si, justo a tiempo empieza la jaqueca. Los puntos negros van y vienen al tiempo que todo, absolutamente todo, cobra un realismo jamás antes visto. Es la vida en directo que irrumpe por primera y última vez, tan pronto como se acerca debe alejarse. Es una ley compleja que siempre seguí sin preguntarme siquiera el por qué. El color anaranjado se toma toda la habitación; el amarillo ayuda a complementar la paleta de color para decorar el evento con algo de virulenta inocencia. Mi cuerpo empieza a pesar más de lo normal y por primera vez siento la fuerza con que corre y luego se esparce mi sangre dentro de mi propia coraza. Algunos cuadros en negro, toda una secuencia de acciones perdida para siempre. Ahora estoy sobre ella que luce más morada que de costumbre . Alcanzo con muchísimo esfuerzo a mantener mis ojos abiertos por unos cortos instantes. Sus manos se incrustan en mi cuello y llenan su cuerpo de sangre que escapa a borbotones. Mis dedos se entrelazan alrededor de su garganta, desprendiendo en gran parte la cabeza del cuerpo. Siento lejanamente el grasoso hueso que la mantuvo en pie por tantos años, luego ese sentido se escapa junto a otros. Solo queda uno, ahora que no puedo ver absolutamente nada. El frío del lugar se cuela por mi nariz hasta llegar e inundar los pulmones con todo su encanto. El olor empieza a impregnarse a sí mismo con trozos del pasado y no demora en volverse tortuoso. No hay tiempo para arrepentimientos, la siento venir dentro de mí. Quiere escapar y esparcirse sin distinción entre todo lo que alcance a tocar. Adiós a la imagen…..