martes, 11 de mayo de 2010

Condena

Todo se retuerce en su interior como si fuera a salir de su

cabeza un grueso resorte oxidado que deje por fin circular el

aire dentro. A estas alturas los recuerdos y las ideas ya han

dejado de serle familiares. Ahora solo se trata de imágenes

desarticuladas que le impiden seguir una línea narrativa

coherente. La salida más próxima lo seduce y aparece ante él para

brindarle una extraña tranquilidad que le resulta muy familiar.

Aún conserva la esperanza de que haya algo más aquí de lo que

pueda sentirse plenamente orgulloso y nunca más tenga que volver

a mirar hacia abajo esperando por su propio perdón, mucho menos

por el de los demás. Detrás suyo ha dejado intrigas, decepciones,

ilusiones, abrazos, halagos, pero ninguno ha sido tan real como

para detenerse y contemplarlo con behemencia. Son ideas falsas,

recreaciones hechas por una cabeza mal armada que está destinada

a perderse en las profundidades del espiral descendente del que

hace parte el infinito. Su condena: No ser recordado ni poder

recordar.

Muchos pudieron ser los caminos a seguir, mas solo uno pudo

transitar para no lastimarse sus debiles extremidades de insecto.

Todas sus opciones han quedado atrás dejando un halo de

incertidumbre a su paso mientras se tortura por no poder ser lo

que desea. Tal vez sin su cuerpo pueda alcanzar la dicha absoluta

que tan ezquiva le ha sido y logre llegar a ese estado de

plenitud del que alguna vez provino y del que tuvo que alejarse

en el momento de ensamblarse con este trozo de carne mortal.

Puede ser una equivocación todo desde el inicio, eso ya está por

ratificarlo, pero justo cuando la idea aparece lúcida ante sí,

vienen lo pocos recuerdos que logró almacenar en su memoria para

separarlo de su escencia y llevarlo de vuelta al cajón en el que

está enterrado.