Todo se retuerce en su interior como si fuera a salir de su cabeza un grueso resorte oxidado que deje por fin circular el aire dentro. A estas alturas los recuerdos y las ideas ya han dejado de serle familiares. Ahora solo se trata de imágenes desarticuladas que le impiden seguir una línea narrativa coherente. La salida más próxima lo seduce y aparece ante él para brindarle una extraña tranquilidad que le resulta muy familiar. Aún conserva la esperanza de que haya algo más aquí de lo que pueda sentirse plenamente orgulloso y nunca más tenga que volver a mirar hacia abajo esperando por su propio perdón, mucho menos por el de los demás. Detrás suyo ha dejado intrigas, decepciones, ilusiones, abrazos, halagos, pero ninguno ha sido tan real como para detenerse y contemplarlo con vehemencia. Son ideas falsas, recreaciones hechas por una cabeza mal armada que está destinada a perderse en las profundidades del espiral descendente del que hace parte el infinito. Su condena: No ser recordado ni poder recordar. Muchos pudieron ser los caminos a seguir, mas solo uno pudo transitar para no lastimarse sus débiles extremidades de insecto. Todas sus opciones han quedado atrás dejando un halo de incertidumbre a su paso mientras se tortura por no poder ser lo que desea. Tal vez sin su cuerpo pueda alcanzar la dicha absoluta que tan esquiva le ha sido y logre llegar a ese estado de plenitud del que alguna vez provino y del que tuvo que alejarse en el momento de ensamblarse con este trozo de carne mortal. Puede ser una equivocación todo desde el inicio, eso ya está por ratificarlo, pero justo cuando la idea aparece lúcida ante sí, vienen lo pocos recuerdos que logró almacenar en su memoria para separarlo de su esencia y llevarlo de vuelta al cajón en el que está enterrado.
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