Después de tanto andar, de tantas
miradas evitar, tantos murmullos escuchar y, en fin, tantas cosas evitar, el
fin del camino parecía estar ya por fin muy cerca. Nunca tuvo la prisa como
para planear alguna cosa en especial, ya muchos planes quebrados había tenido
que olvidar como para tener que volver la mirada y recoger sus restos ya
corroídos por el paso del tiempo. Si algo tuvo claro durante los últimos 13
años, fue que nunca estaría completamente feliz más que a su lado. Alguna vez
soñó con su silueta enfurecidamente roja, incandescente, llena de pura energía
vital y pasión. No tuvo que esperar ni una década más para descubrirla tras
esas paredes blancuzcas bajo las miradas de quienes querían devorársela como
hienas hambrientas que esperaban curtir sus dientes con su bella piel
ensangrentada. El paso del tiempo nunca se sintió transcurrir tan rápido, como
tantos buenos momentos oscurecidos por el eterno presente, y si alguna vez tuvo
dudas, este momento le había arrebatado mucho de lo que ingenuamente creyó haber
sido hasta ahora. Nada importó, no hubo un segundo en el que dudara de algo,
bastó con sentirla palpitante a su lado y todo recobró su caótico orden
natural. Ahora estaba seguro, muy a su pesar, de que no había ganado tiempo
intentando planear el orden en el que se debían suceder todos esos sueños
llenos de sentimientos; por el contrario, nunca se había sentido más inseguro
con el paso del tiempo y ahora que ya no pertenecía más a él, no pudo volverle
a temer.
lunes, 21 de enero de 2013
martes, 15 de enero de 2013
WAITING...
Ya llevaba más de 14 horas ahí
sentado con el culo adormecido, esperando que algo pasara, una señal, alguna
cosa que lo sacara de ese estado de introspección en el que había caído de
nuevo a causa de una frase malintencionada. Algún día, no muy lejos del ahora,
prometió no dejarse joder por esas palabras curtidas de veneno. Se hizo fuerte
en sus ideales y reforzó la idea de no volver a repetir lo vivido en el pasado,
todo esto con el único fin de ponerle la gota agridulce a la ya amarga
existencia de la que se aferraba como un autómata. El tiempo pasado no había
sido en vano, y sin embargo, tampoco había pasado gran cosa con él. A menudo
fijaba su atención en las vidas ya vividas por otros y se asombraba de que
tuvieran tanta convicción en sus quehaceres cotidianos que poco cuidaban y
guardaban del escrutinio del otro. Tal vez de eso se trataba todo el asunto, de
entrar en un estado en el que debía publicar todo lo que llevaba dentro sin
tomarse la molestia de guardarse nada para poder ser al menos un pedazo de él,
todo con el ánimo de estar en sintonía y armonía con el resto de seres que pasaban
por todos sus frentes a gran velocidad y que ni siquiera se tomaban la molestia
de verlo a los ojos. Echó un ojo a lado y lado para asegurase de que nadie lo
observaba solo para ratificar su reciente teoría. Así, y sin más, supo que
estaba donde debía estar y que de allí no se movería a menos de que ella
regresara con su boca llena de nuevas y dulces palabras para volver a
recomenzar.
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