jueves, 26 de enero de 2017

Prometheus

Poco a poco el cielo se fue despegando de las montañas y algunos rayos de Sol comenzaron a filtrarse entre el manto de nubes que envolvía la mañana. Iba con un destino marcado en el mapa pero mientras miraba por la ventana del bus toda ruta parecía desvanecerse como tinta escurriéndose entre un papel mojado. Siempre se preguntaba cómo había llegado hasta acá. Saltaba en el tiempo y veía un inmenso meteorito que dejaba tras de sí una cola de polvo brillante coloreando la materia oscura del espacio para ir serenamente acercándose al planeta donde habría de fundirse con el resto de elementos y así dar origen dentro de millones de años a esta especie de colonos tan desligados pero tan dependientes de este nuevo planeta. Al final no importaba qué camino fijara ni qué rumbo tomara, sus descendientes saldrían despedidos de nuevo al inmenso espacio no en una nave espacial, como la cándida mente de muchos soñadores quería creerlo, sino en un nuevo trozo de roca como recuerdo del que alguna vez fue el desafortunado planeta en el que tuvimos que aterrizar.

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