Por esos días llovió como nunca antes y todos los rezagos de dudas, miedos e insomnio, poco a poco fueron a parar derecho al desagüe de las certezas junto con 3 planetas retrógrados. Así que cuando el Sol se volvió a asomar, brilló con tanta fuerza que le inundó los pulmones de pura luz y tranquilidad. Entonces, decidió que era hora de retomar el camino sin mirar atrás más que para disfrutar de una que otra canción que merecía repetirse para ser exprimida como debía de ser. Dirigió su mirada al Este, más allá de los volcanes y valles sobre los que se alcanzaba a respirar un aire tan dulce y fresco que lo hizo estremecer y olvidar para siempre de la jungla de concreto maltrecho que hacía años había elegido como refugio. Ya no la necesitaba más, estaba curado a medias y lo único que quería era una dosis definitiva de completitud para seguir permaneciendo en esa mirada en la que había decidido perderse cuando su mundo se descomprimió y desapareció para convertirse en un continuo “Rojo-K”.
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